El anhelo de justicia no muere aunque se lo quiera distraer con migajas miserables
Nuevamente
nuestra Comunidad de Paz de San José de Apartadó se dirige al país y al mundo
para dejar constancia de nuestras angustias e inquietudes producidas por esta
acción cotidiana de las estructuras paraestatales que someten y controlan las
poblaciones en busca de sus propios intereses, en el contexto de un Estado que
no protege derechos ni libertades y que más bien utiliza la tragedia mundial de
la pandemia para recortar más los derechos elementales de sus ciudadanos más desprotegidos
y para dejar con las manos más libres a los violentos que se amparan en su
poder.
San José
de apartado sigue siendo un botín del paramilitarismo, pues el control
territorial, la extorsión y el reclutamiento de menores son el pan de cada día
y la misma Brigada XVII del Ejército junto con el Distrito de Policía de Urabá
han sido los mayores responsables de este fenómeno que desangra la región.
Ahora se anuncia la llegada de nuevos mandos paramilitares a la zona, supuestamente
con personal de otras regiones de Urabá y del país, con la intención de
intensificar el control sobre la población de la zona y de planificar mejor sus
acciones criminales.
La
coyuntura nacional está marcada por la decisión de la Corte Suprema de
Justicia, la cual por unanimidad sometió a prisión domiciliaria al ex
presidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez, luego de verificar mediante
abundante material probatorio sus delitos de falsedad testimonial.
Con los
falsos testigos que quiso comprar, pretendió silenciar a un senador valiente
que lo increpó por la comisión de crímenes mil veces más graves, como la
creación e incentivación de estructuras paramilitares de enorme capacidad
criminal, corrupción de grandes proporciones en el manejo del Estado para
mantenerlo bajo el dominio de una pequeña élite adinerada y vendida;
mantenimiento de niveles aterradores de desigualdad, injusticia, corrupción,
impunidad, intervención militar extranjera, falsedad informativa, clientelismo,
saqueo de recursos naturales por empresas transnacionales y desconocimiento y
represión de los derechos y libertades más elementales de las mayorías
nacionales empobrecidas.
Nuestra
Comunidad de Paz sufrió intensamente bajo las diversas etapas y niveles de
poder que este país sometido le concedió a tan diabólico personaje. Mientras
ejercía como Gobernador de Antioquia (nuestro departamento), entre 1995/97, se
sirvió de uno de sus grandes amigos, el General Rito Alejo del Río, como
comandante de la Brigada XVII, para tratar de ahogar en sangre nuestra naciente
Comunidad, masacrando a muchos de nuestros hermanos y hermanas fundadoras y
calumniando nuestras actividades haciéndolas aparecer como impulsadas por la
insurgencia armada, al tiempo que creaba y exportaba por todo el departamento
estructuras paramilitares que inundaron de muerte nuestros pueblos y ciudades.
Al
conquistar la Presidencia de la República en 2002 y al hacerse reelegir fraudulentamente
en 2006, consolidó un verdadero régimen de terror dentro del cual estigmatizó
con inocultable prioridad a nuestra Comunidad
de Paz, sometiéndola a diversas estrategias de exterminio. Hoy día varios
militares y paramilitares que han confesado sus crímenes ante las instituciones
de la justicia transicional, han revelado que Uribe Vélez los convenció de que
nuestra Comunidad de Paz era “un nido de guerrilleros”, con el fin de que
asumieran su exterminio con tranquilidad de conciencia, lo cual hicieron
masacrando sin compasión, pero con el tiempo descubrieron que habían sido
engañados por el mandatario, quien los había arrastrado a eliminar a innumerables
inocentes.
En uno de
los episodios más dolorosos vividos por nuestra Comunidad de Paz, la masacre
del 21 de febrero de 2005 en las veredas Mulatos y Resbalosa, no mostró ningún
remordimiento por el descuartizamiento de nuestros niños y de nuestros honestos
e inocentes líderes y lideresas, sino que quiso completar el crimen
obligándonos a convivir día y noche con los asesinos. Gracias a los principios
de sabiduría cristiana que nos han acompañado en nuestro caminar, la audacia
criminal de este mandatario nos abrió las puertas de una autonomía comunitaria
que nos fue independizando del dominio corrupto y criminal de un Estado hundido
en la putrefacción más repugnante. En esas rupturas éticas que hemos ido
decidiendo, hemos tenido el acompañamiento y la solidaridad de numerosas
comunidades del país y del mundo que priorizan la dignidad humana y que nos han
sostenido con su fuerza moral insobornable y persistente, que jamás dejaremos
de agradecer.
Nuestra
Comunidad quiere dejar hoy constancia de los siguientes hechos ocurridos
recientemente:
- El viernes 24 de julio de
2020, en horas del día fue retenido por un paramilitar un joven
miembro de nuestra comunidad de paz, en el camino que conduce del centro
urbano de San José a la vereda Mulatos. Dicho paramilitar, cuyo nombre no
conocemos, trató de reclutar a nuestro compañero para su bando
prometiéndole buena remuneración en dinero si trabajaba para ellos. El
joven rechazó la propuesta y poco después el paramilitar se alejó del
lugar, dejando al miembro de nuestra comunidad seguir su camino.
- El mismo viernes 24 de
julio de 2020, en horas de la mañana, se observó una presencia
extraña cerca a nuestra Aldea de Paz Luis Eduardo Guerra, en la vereda
Mulatos Medio, de gente al parecer vinculada al parmilitarismo que han
estado espiando a los miembros de nuestra Comunidad de Paz que viven allí.
- El martes 28 julio de 2020, nuestra Comunidad
de Paz se enteró de un reciente relevo de mandos paramilitares en la zona
de nuestro entorno. Según las informaciones aportadas, los nuevos mandos están
planeando realizar una masacre de más de tres personas de nuestra
Comunidad de Paz y para ello intensificarán el control de todas las
actividades de la población de la zona. El nuevo mando, quien ahora
amenaza a fondo nuestro proceso de vida, es conocido con el alias de “Rogelio’’,
desmovilizado de las FARC-EP en 1995
y quien había coordinado con la fuerza pública y los paramilitares
incursiones contra nuestra
Comunidad de Paz en los años 1997 y siguientes.
- El domingo 2 de agosto de
2020, en horas del día, se recibieron informaciones sobre la presencia
de nuevos paramilitares en la zona; todo evidenciaba que las tropas
antiguas que controlaban la vida del corregimiento y sus veredas, fueron
relevadas por otras, procedentes de varias regiones del país y ahora
puestas al mando de alias “Rogelio”. Se dice que su propósito es cobrar
vacunas o impuestos más fuertes y obligatorios a los pobladores de la
zona,
- El mismo domingo 2 de
agosto de 2020 se conoció un nuevo supuesto plan de invasión a
nuestra propiedad privada de la finca La Roncona. Aún no se sabe quiénes serían los invasores, pero se
dice que el plan está siendo coordinado por la Alcaldía de Apartadó.
- El sábado 8 de agosto de
2020, en horas de la mañana, se notó una fuerte presencia de
paramilitares con armas largas y vestidos de camuflado cerca al punto
conocido como La Casona, en la vereda Mulatos Medio de San José de
Apartadó, presencia que aún se mantiene allí.
- El domingo 9 de agosto de
2020 llegaron informaciones a nuestra Comunidad de Paz, según las cuales,
los paramilitares han estado prohibiendo nuevamente las siembras de
pancoger superiores a 1 hectárea en las parcelas de los campesinos,
amenazando a quien pase de ese límite con obligarlo a pagarles a ellos una
suma muy alta de dinero, como impuesto ilegal o “vacuna” que será base para la financiación de sus
crímenes.
- El sábado 15 de agosto de
2020 la Brigada XVII del Ejército realizó una jornada
cívico-militar, según su método acostumbrado, en la vereda La Unión,
convocando a la población civil y ofreciéndole servicios de
peluquería, actividades
recreativas, organizando partidas de fútbol y otras distracciones. Todo esto se hizo en violación flagrante
de las normas de bioseguridad expedidas por el mismo gobierno para este
tiempo fuerte de la pandemia. No hay que olvidar que el contagio del Coronavirus
llegó a Urabá precisamente por las unidades militares, pues sus mismas
tropas lo importaron del Chocó, de naves de la Armada y de otras regiones
y lo difundieron en la región gracias al poco o nulo cuidado que han
observado en sus relaciones con la población civil. No solo han aportado,
pues, oleadas inmensas de muertes violentas producidas por sus armas
letales y las de sus brazos paramilitares, sino también en el manejo
irresponsable de su relaciones, olvidando que sus cuarteles han sido el
principal foco de contagio de este virus mortal.
- El mismo sábado 15 de
agosto de 2020, según informaciones que obtuvo nuestra Comunidad de
Paz, se realizó una reunión en el corregimiento de Nuevo Antioquia, al parecer
para socializar los planes ya avanzados de explotación minera en la
Serranía del Abibe. A dicha reunión asistieron la mayoría de las juntas de
acción comunal de la región, las cuales manifestaron estar de acuerdo con
los planes de explotación minera. Es de público conocimiento que la
empresa que ha estado gestionando dichos proyectos es la empresa CARBONES
DEL GOLFO y en sus gestiones y convocatorias ha sido ayudada y asesorada
por las estructuras paramilitares de la región. Desde hace ya un largo tiempo
es clara una labor persistente de cooptación de la población campesina que
habita en la región y para ello se ha buscado el consenso de las juntas
comunales. Algunos campesinos le han manifestado a nuestra Comunidad de
Paz sus inquietudes por las formas inmorales de que se han estado valiendo
para lograr un asentimiento a sus planes por parte de las directivas de
las juntas comunales, mediante prebendas y dádivas. Nos preguntamos si
estos sucios procedimientos son la substitución de una consulta popular,
pero vemos que tan burdos e inmorales procederes están lejos de llenar los
requisitos legales de una consulta. Para nada han intervenido ni la
Registraduría, ni la Procuraduría, ni la Defensoría, ni la Contraloría, ni
se han divulgado informaciones integrales y creíbles de los planes de
explotación ni de las consecuencias ambientales y sociales de dichos
planes. Sólo se sabe, superficialmente, que las empresas ARGOS y CARBONES
DEL GOLFO, andan en negociaciones con multinacionales y que proyectan
exportar carbón en cantidades exorbitantes en los próximos años, para lo
cual está diseñado el gigantesco puerto que ya está avanzado: PUERTO
ANTIOQUIA, en el municipio de Turbo. Nos preguntamos si es ésta una manera
“democrática” de decidir sobre los recursos naturales de toda una región;
vendándole los ojos a su población para que ignore los daños ambientales y
los manejos económicos, políticos y sociales para transformar las
condiciones de la región, las que seguramente exigirán transformar el tipo
de población que la ocupa y desplazar al resto por los métodos criminales
de desplazamiento forzado que el Estado colombiano ha acostumbrado de
manera rutinaria. Sólo así entendemos el papel fundamental que el
paramilitarismo ha estado jugando en todos estos años, como lo jugó en
Ituango para eliminar franjas de población que estorbaban a los planes
elitistas de usurpación y explotación de los recursos naturales en
beneficio de una élite sin ningún sentido ético.
Nuevamente
agradecemos a las personas y comunidades que en diversos sitios del país y del
mundo, desde sus corazones nos han acompañado en estos más de 23 años de
comunidad y que a pesar del aislamiento por la pandemia siguen presionando cada
día al Gobierno colombiano para que se proteja la vida. Nuestra sincera
gratitud por seguir este proceso de defensa de la vida y que además nos anima
moralmente a seguir defendiendo nuestros principios.
Comunidad de Paz de San José de Apartadó
Agosto 22 de 2020
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