Entre saboteos y festejos asoman los fines a los cuales se sirve.
El desangre de nuestra región por el poder de las armas no tiene límites, pues cada día que sigue transcurriendo es una gota de tormento para la vida campesina. Ya se le prohíbe al campesino sembrar en su propio lote de tierra. El Estado de ninguna manera ha buscado cómo proteger la vida digna del campesinado en nuestra región y en el resto del país, pues los paramilitares y otras numerosas estructuras armadas que se alimentan del reciclaje de la guerra que paradójicamente ha sucedido a los “acuerdos de paz”, controlan el país a su antojo y el que más sufre las consecuencias al fin y al cabo es el campesino, que las tiene que enfrentar en el día a día, en las diversas regiones del país.
¿Hasta
cuándo se va permitir que se destruya la moral del campesino? Se nota que los
grupos armados buscan cómo desesperar a la población civil para que abandone
sus tierras, con el fin de que las empresas multinacionales mineras hagan de
las suyas con los recursos naturales, destruyendo la vida en los territorios.
Este
cáncer paramilitar destructor que el gobierno no quiere erradicar de esta y
otras regiones porque lo necesita para controlar lo que no pueden hacer a plena
luz las fuerzas militares, está acabando con los sueños de los niños y niñas
que reclutan a diario. El campesino se ve cada vez más asfixiado en su propia parcela,
pero eso es algo que no le ha importado al gobierno.
Las
veredas de San José son corredores paramilitares y de fuerza pública. No se
percibe el más mínimo enfrentamiento entre ambas fuerzas, pero la “malicia
indígena” de nuestro campesinado ha detectado claramente las supuestamente
disimuladas estrategias de coordinación y unidad de acción entre ambas. Cuando estaban las FARC, por el contrario, la
hostilidad era feroz, pero al accionar sus armas los militares, las dirigían
predominantemente contra la población civil, bajo la consigna de los “falsos
positivos”, para no arriesgar la integridad militar en combates reales. En el
conflictivo panorama actual, el paramilitarismo cuenta con toda la aquiescencia
estatal y mediática, como fuerza eje de control territorial, ya se sabe al
servicio de quiénes.
Los
hechos de los cuales dejamos constancia son los siguientes:
- El domingo 04 de
julio de 2021, tuvimos conocimiento de que los
paramilitares están comprando casas o terrenos en las veredas de San José
para construir allí viviendas para los “PUNTOS” (o informantes) que tiene
esta estructura en cada vereda para el control de la población civil en la
zona.
- Ese mismo domingo
04 de julio de 2021, en horas del día nuestra Comunidad fue
informada de que los paramilitares estarían prohibiendo a pobladores de
las veredas Arenas Altas y Arenas Bajas sembrar cacao en sus propias fincas.
- El martes 06 de
julio de 2021, en horas del día fueron vistos varios paramilitares
armados cuando cruzaban por una de nuestras propiedades privadas en la
vereda La Resbalosa, de San José.
- El miércoles 07
de julio de 2021, paramilitares que controlan la zona de Mulatos
Medio, de San José de Apartadó, estuvieron preguntando con mucha insistencia
por miembros de nuestra Comunidad de Paz, con intención de espiarlos,
sobre todo cuando trabajan comunitariamente, y penetrar en los terrenos de
nuestra “Aldea de Paz Luis Eduardo Guerra”.
- El jueves 08 de
julio de 2021, nuestra Comunidad de Paz conmemoró los 21 años de
la masacre del 8 de julio de 2000, perpetrada en el caserío de La Unión por
paramilitares en conjunto con militares de la Brigada XVII, mientras un
helicóptero del ejército sobrevolaba el poblado y supervisaba la barbarie.
Integrantes de nuestra Comunidad llegaron muy temprano al lugar de la
masacre para realizar el acto de memoria y organizar el espacio de memoria
que nuestra Comunidad ha construido en el mismo sitio en que nuestros
compañeros fueron masacrados. Estando allí, pudimos comprobar una vez más
la alta presencia de paramilitares que hoy día ha invadido el caserío de
La Unión y su intenso consumo de licor. Hicieron todo lo posible por
impedir nuestro acto de memoria poniendo en el más alto volumen los
equipos de sonido de las cantinas donde se encontraban tomando licor y
colocando allí canciones alusivas al paramilitarismo. Nunca nos habíamos
imaginado que ese caserío, hace años santuario de la resistencia y la
defensa de la dignidad, llegara a esos niveles de degradación humana. De
todas formas, en medio de ese vulgar e inmundo saboteo, rendimos los
honores merecidos a quienes entregaron su vida con gran valentía y
dignidad en defensa de nuestro proyecto de paz y de justicia.
- El miércoles 14
de julio de 2021, en horas del día, llegaron informaciones a
nuestra Comunidad de Paz, según las cuales, en la vereda La Unión, Arenas,
Las Nieves, El porvenir, entre otras estaría patrullando un grupo de
paramilitares, portando a la vista armas largas, al parecer preparando el
ambiente para celebrar a su manera la “fiesta del campesino”, preparada
por la Brigada XVII en coordinación con el funcionario de FEDECACAO y
agente de la Alcaldía de Apartadó,
César Jaramillo, y la Junta de Acción Comunal, fiesta programada
para los días 17 y 18 de julio. Desde hace un tiempo se viene haciendo
propaganda entre los paramilitares para participar en esa fiesta, a la
cual se está invitando al campesinado de las veredas y en la cual se
anuncia la presencia de reconocidos cantantes nacionales. Lo grave es que
se invite a concentrarse en un lugar tan marcado por la presencia
paramilitar sin que al parecer las instituciones del Estado muestren la
más mínima preocupación y sin importar las constancias de hechos tan
graves que nuestra Comunidad ha hecho públicas, incluso suministrando los
nombres o los alias de los líderes paramilitares que han protagonizado los
escándalos. Es preocupante la connivencia de la Brigada XVII, al parecer
la principal anfitriona del festejo, con la representación de FEDECACAO,
la Alcaldía de Apartadó y varias Juntas Comunales sin importar la alta
presencia de los paramilitares que ya se muestran a plena luz, incluso
exhibiendo sus armas largas, en el profanado caserío y sus alrededores.
Por
más difícil que se presente la situación en nuestro territorio, nuestra Comunidad
no dejará de suplicarle al país y al mundo por nuestras vidas y las de los
demás pobladores que a diario tienen que soportar la opresión de un Estado-Paramilitar
en la zona y en el resto del país. Somos fuertes porque hemos sabido construir
comunidad; porque nuestra resistencia es única e inquebrantable; por eso hoy de
nuevo agradecemos todos los esfuerzos de personas, organizaciones, comunidades,
ayuntamientos, cantones, entre otras
colectividades, que desde muchos lugares del país y del mundo, a pesar del
aislamiento soportado a causa del Covid-19, nos brindan esa fuerza moral que en
todo momento nos anima a seguir adelante, en la exigencia del derecho a la
tierra y a la vida, en un país donde reinan la muerte y la impunidad. A todos
ellos nuestra profunda gratitud.
Comunidad de Paz de San José de Apartadó
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