REVIVIENDO NUESTRO CALVARIO
En este período en que el mundo cristiano recuerda la pasión de Cristo, nuestra Comunidad de Paz, siguiendo una tradición que se remonta a sus primeros años de existencia, siguió los pasos de la pasión, particularmente el Viernes Santo, relacionándola profundamente con la pasión y muerte sufrida por numerosos integrantes de nuestra Comunidad. Este año descendimos desde la Aldea Ecológica Rigoberto Guzmán, pasando por las veredas de La Unión y El Cuchillo hasta llegar a nuestro centro comunitario San Josecito. Revivimos memorias escalofriantes que nos volvieron a revelar el horror de la crueldad y barbarie de que es capaz nuestro Estado colombiano, con sus métodos de tortura, de montajes, de mentiras, de calumnias y de muerte, que en nada se diferencian de Poncio Pilatos y su soldadesca romana o de las guardias asesinas del Sanedrín judío.
Al recorrer este camino de
sufrimiento y dolor que varios de nuestros hermanos atravesaron, sentimos que
sus vidas y su legado resucitaban en nosotros con nueva vitalidad.
Nuevamente, nuestra Comunidad de Paz,
acude a la humanidad y a la historia para dejar constancias de nuevos hechos
perpetrados por paramilitares y ejército:
·
El domingo 3 de abril de
2022, en el centro poblado de la vereda la Unión, del Corregimiento de
San José de Apartadó, dos comerciantes del lugar fueron amenazados por el paramilitar
Adolfo Guzmán. Dicho paramilitar es responsable del suministro de sustancias
psicoactivas a jóvenes y menores de edad, además de conminar a niños de la
escuela pública de la vereda a sumergirse en ese vicio. En diversas ocasiones
ha dejado dichas sustancias en el interior de dicho establecimiento escolar.
Este paramilitar, oriundo de la vereda y residente en la misma, se encuentra
ubicado en un área donde hay presencia permanente de la brigada 17 del Ejército
Nacional, la cual lo protege.
·
El martes 5 de abril de
2022, en horas de la mañana, en la vereda la Unión, en los espacios de
vida y trabajo comunitario que realizan familias de nuestra Comunidad, fueron
vistos 4 sujetos vistiendo pantalón militar, camisetas verdes y portando armas
largas.
·
El jueves 7 de abril de
2022, hacia las 20:00 horas en la entrada a nuestro asentamiento de San
Josecito, fueron vistos 2 sujetos vestidos de traje oscuro que se agazapaban en
los árboles.
·
El viernes 8 de abril de 2022,
fue realizada una actividad comunal en la vereda La Unión, sobre la vía que de
San José conduce al área poblada de la Unión. En el lugar, miembros de nuestra
Comunidad comprobaron la presencia de tropas militares adscritas a la Brigada
XVII del Ejército Nacional con sede en el municipio de Carepa, realizando
labores conjuntas con reconocidos paramilitares de la vereda La Unión.
·
El mismo viernes 8 de abril
de 2022, un miembro de nuestra comunidad en la vereda La Unión pudo comprobar
la presencia de tropas militares acantonadas en un cultivo de cacao que
administra actualmente, allí. Los militares no solo dañaron árboles de cacao,
sino que además destruyeron mazorcas maduras de cacao.
·
El sábado 9 de abril de
2022, miembros de nuestra comunidad fueron alarmados por la presencia
de 4 sujetos vestidos con trajes oscuros y portando armas junto al asentamiento
de vida comunitaria en San Josecito.
· El viernes 15 de abril de 2022, mientras nuestra comunidad se disponía a realizar la tercera estación del viacrucis, en el área donde fue perpetuada una masacre el 17 de mayo de 1992 por parte del Ejército Nacional con gran derroche de crueldad y sevicia, fue sorprendida por la presencia de militares quienes ocupaban precisamente el espacio donde se ejecutó el crimen. La presencia de las tropas militares acampadas donde fueron torturados, amarrados a los árboles, lacerados y asesinados 3 de nuestros campesinos de la vereda La Unión, todos muy jóvenes: PEDRO LUIS SÁNCHEZ, de 24 años, NOVARO HIGUITA, de 20 años, y FLORENTINO AREIZA, de 17 años. A los tres, luego de arrancarles tan cruelmente la vida, el ejército se los llevó en un helicóptero y los presentó ante los medios de información como “guerrilleros muertos en combate”. Los militares que hacían presencia en ese espacio de memoria este Viernes Santo, no se inmutaron ante los relatos ni se les ocurrió demostrar vergüenza por ser integrantes de un Estado tan criminal que mantiene todos sus crímenes en la más absoluta impunidad. Esto lo recibimos como una afrenta más a nuestra dignidad y a nuestra memoria.
Siempre que renovamos la memoria de nuestros
sufrimientos, renovamos también nuestros sentimientos de gratitud a numerosas
personas y comunidades de Colombia y del mundo que caminan espiritualmente con
nosotros y nos llenan de energía resistente.
Comunidad de Paz de San José de
Apartadó
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